Tras un prólogo donde el regionalismo paisa se le nota a leguas a Victor Mallarino, retornan los costeños a Playa baja, y ellos lo toman entre chanza y malestar. Parece que Emerson está mas “sensible” ahora. Los azules retornan a una Playa Media con un fastidio, en especial respecto de Oscar, quien manifiesta que ya le fastidia escuchar a sus coequiperos, y el nativo, que ambicionaba Playa alta, a la que por fin llega Gina, en compañía de los paisas, y es hora de limpieza corporal, comida a dos manos, mejor dicho, sonrisitas de oreja a oreja….
Turno de capitanías, y el mensaje, por sus especificaciones, impone elegir damas que no habían ido a una prueba de esta estirpe- salvo en el caso de los sobrevivientes, que no tienen sino una-. Carolina, Dayana y Martha se disputarán una prueba, que, a juicio de Daniel, es el “comienzo de un ciclo”- ¿no lo era la prueba territorial?-, y que no es mas que la repetición de una que tuvimos, precisamente con mujeres, el año pasado y que ganó Stephanie. La lluvia cae inclementemente, y Dayana toma la delantera, Martha se rezaga. En el muro de alambre de puas – que, insisto, sus productores deben adorar al Desafío, Carolina toma la delantera, considerando que la costeña decide destruir la segunda estructura con ¿un martillo?. La reja metálica si que se convierte en el dolor de cabeza de las tres capitanas, hasta que tras muchos intentos, Dayana logra avanzar, hasta verselas con un viejo obstáculo: el muro de palitos, y gracias a ello, ella gana el desafío de capitanas, aun con el casco torcido. Dayana pide que gire la ruleta del beneficio individual, y la suerte le sonrie con $ 7.000.000 que dedica a su señora madre.
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