Con la llegada de la mañana, es turno de un nuevo Desafío de salvación. Los sobrevivientes hablan sobre el frío que sienten en la playa. El Loco y Klein tienen ya sus roces entre ellos. Y en Playa Alta la inquietud radica en por qué les piden a todos prepararse para una prueba. Ellos negocian entre sí algo que, probablemente, no sea lo que piensan.
Al llegar a la prueba, se les anuncia que los refuerzos “repitentes” tendrán inmunidad en esta primera eliminación- algo previsible-. Y la prueba para los 21 consiste en cargar una serie torres, pasar unos obstáculos, y que un vigía arme y vigile que la torre no la tumbe el viento. La torre armada debe tener 7 pisos. Una vez armada, los equipos podrán subir, siempre que su torre no se caiga. Ahora no hay brazaletes de salvación, sino collares- por cierto, son collares muy feos, casi como de traqueto.
Tal parece que el equilibrio no es el fuerte de los paisas, lo que les hizo perder tiempo valioso, mientras los Retadores siguen muy disciplinados, tomando la delantera, seguidos muy discretamente de los sobrevivientes. Y ya avanzando la prueba, el viento comienza a hacer de las suyas por las huestes naranjas y luego por las verdes, principalmente, para darle la victoria (la tercera en forma consecutiva) a los Retadores.
Lágrimas entre los paisas y decepción entre los verdes, quienes llegaron a tener la prueba muy cerca, mientras los naranjas festejan con más mapalé, el cual podría traer algunos “resultados sexuales”. Me llega a desesperar ver al albañil paisa hablando de sí mismo en tercera persona, y en su equipo se vienen las recriminaciones entre Tatiana y Klein. Por su parte, Andrés – el teacher de inglés- trata de darle motivación a sus coequiperos verdes.
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