Cuando estalló el escándalo de denuncias de acoso y abuso sexual en la Academia Sueca que entrega el Premio Nobel de Literatura (que es muy distinta a la que entrega el de paz), las consecuencias del mismo fueron su no entrega en 2018. Claro, eso es porque Suecia es un país donde la justicia sirve y este tipo de cosas no se quedan en los meros titulares. Pero aquí en la bananera Colombia, a las graves denuncias de posible corrupción al jurado que mencionamos en el post de nominados, parece que los medios les dieron cristiana sepultura ¿Miedo a pisar la manguera? ¿O tal vez eso explicó el raro viraje otra vez hacia los privados, así no necesariamente se lo merecieran?
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